Algunas reflexiones sobre protección individual frente al virus SARS-CoV-2
La crisis sanitaria actual asociada a la aparición del virus SARS-CoV-2 está afectando decisivamente al ámbito de la salud laboral por las medidas de prevención y control que se están teniendo que adoptar en cualquier lugar de trabajo. Esto es especialmente relevante en el sector sociosanitario donde el contacto con enfermos de Covid-19 supone un incremento del riesgo de contraer esta enfermedad. De hecho, el elevado número de contagios entre el personal sanitario es uno de los aspectos más preocupantes de esta crisis, situación que está siendo objeto de amplios debates entre los profesionales de la prevención de riesgos laborales.
Vinculado a ello se encuentra la manifiesta escasez de equipos de protección individual (EPIs) que ha llevado a la Administración a permitir, bajo ciertas condiciones, la utilización de equipos de protección respiratoria que, sin estar homologados para su utilización en la Unión Europea, cumplan con las normativas al respecto establecidas en EE.UU. y China. En medio de una situación tan excepcional, el desconocimiento de la normativa, la falta de escrúpulos de determinados fabricantes (extensible seguramente a personas implicadas en la cadena de suministro) y fallos en los sistemas de control del mercado han dado como resultado la distribución y utilización de equipos de protección respiratoria que no cumplen con las condiciones mínimas requeridas por la normativa vigente, poniéndose así en riesgo a los trabajadores que los utilizaron.
En este contexto se han puesto en marcha iniciativas orientadas a crear nuevos equipos de protección individual para su uso en el ámbito sanitario. Entre estas iniciativas destaca la conversión de máscaras de buceo en equipos de protección respiratoria realizada por un grupo de empresas de Barcelona. Analizada la documentación técnica disponible de estos equipos, surgen dudas razonables sobre la protección que puede ofrecer principalmente porque en las pruebas realizadas no se han seguido los criterios de las normas europeas armonizadas sobre la materia y porque no se han efectuado -aparentemente- algunas pruebas exigidas en dichas normas.
Por otra parte, cabe citar los trabajos orientados a analizar la posibilidad de reutilización de mascarillas de un solo uso mediante métodos de desinfección. La reutilización de mascarillas debería limitarse a situaciones de emergencia y para ello deberían aplicarse tratamientos de los que se disponga de información contrastada tanto de la eficacia de desinfección como de la conservación de las propiedades exigidas por las respectivas normas técnicas como son, entre otras, las referidas la penetración de partículas y la resistencia a la respiración.
Si bien son encomiables los esfuerzos “creativos” para intentar paliar la falta de equipos de protección respiratoria, no se debe olvidar que estos equipos deben contar con todas las garantías técnicas para que su utilización cumpla con el fin deseado, que no es otro que el de proteger la seguridad y salud de las personas que los utilizan. La Unión Europea dispone de un robusto marco legal para la comercialización y utilización de equipos de protección individual en el ámbito laboral. Este marco debe respetarse ya que supone una garantía de la idoneidad de dichos equipos de protección. Por otra parte, actuaciones de este tipo generan incertidumbre sobre el nivel de protección que ofrecen los EPIs y pueden suponer un serio problema de responsabilidades entre los empresarios al presentarse denuncias (o incluso demandas en caso de manifestarse daños a la salud de los trabajadores) asociadas a la utilización de estos equipos.
Es oportuno reflexionar mucho sobre lo que se podría haber hecho, lo que se ha hecho y lo mucho que se deberá hacer a partir de ahora. En cualquier caso, debería tenerse bien presente la base irrenunciable que suponen las exigencias de calidad de los equipos de protección reflejadas en la normativa europea vigente así como el recurso al conocimiento técnico de los profesionales de Higiene Industrial porque alejarse de ambos aspectos puede suponer una merma en la protección de los trabajadores expuestos al riesgo de exposición al virus SARS-CoV-2.
Junta Directiva de la Asociación Española de Higiene Industrial (AEHI)
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