Los sistemas de aire acondicionado en locales de pública concurrencia y la COVID-19. Pronunciamiento conjunto de la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA) y la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS)
En los medios de comunicación y en las redes sociales se aprecia cierta preocupación por si los sistemas de aire acondicionado pudieran favorecer la infección por CoV-SARS2. Este documento recoge algunas consideraciones sobre el tema, formuladas desde nuestras sociedades científicas y profesionales. Hay sistemas de aire acondicionado que simplemente modifican la temperatura, pero muchas instalaciones permiten también renovar el aire y regular otros aspectos. Por tanto diferentes sistemas plantean situaciones diversas. El mecanismo de transmisión más relevante del CoV-SARS-2, es por contacto cercano entre personas, y el hacinamiento es el factor que le favorece más. Está demostrada la transmisión a través de gotitas exhaladas por personas infectadas, que son partículas grandes (de más de 5 micras) generadas al hablar, toser o estornudar (Organización Mundial de la Salud, OMS).
En el reinicio de actividades hay que adoptar medidas preventivas, entre otras habrá que valorar conjuntamente con el aire acondicionado aspectos como la actividad, la dotación de personal, el aforo, las dimensiones y distribución del espacio, las condiciones de los aseos, las aberturas externas, y las prácticas de limpieza en las instalaciones, el objetivo es disminuir el riesgo de transmisión aérea del virus SARS-COV-2. La probabilidad de que el virus entre en el sistema de climatización o extracción de aire y se difunda por los conductos es muy baja, aun así se debería garantizar una renovación suficiente, captando el aire exterior en un lugar apropiado, y favoreciendo la renovación respecto al confort climático y la eficiencia energética En todo caso la apertura de ventanas permite renovar el aire y se puede aplicar antes, después, y tal vez incluso durante el funcionamiento de los servicios (si la renovación de aire con el sistema de aire acondicionado es alta, podría no ser necesaria). Si el edifico no puede realizar esta ventilación de forma natural o forzada tendría que recurrir a sistemas específicos de higienización del aire. Las normas habituales sobre cómo obtener una buena calidad del aire en oficinas que están incluidas en la normativa vigente (el RITE) parecen suficientes para nuestros espacios de trabajo, que exigen lo que el RITE llama una ‘buena calidad del aire interior’ (ADI2). En otros espacios como los propios de la atención sanitaria el mismo RITE es más exigente (ADI1). En relación a la inquietud sobre que el virus se reproduzca en las instalaciones de aire acondicionado no tiene ningún sentido. El virus no se puede reproducir sin invadir células humanas, por tanto la limpieza de conductos o el cambio de filtros de aire exterior no tienen ningún efecto práctico, salvo cuando corresponda llevarlo a cabo.
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