Los episodios de altas temperaturas como riesgo laboral.
Su impacto en la salud, la seguridad y el bienestar de la población trabajadora y en las desigualdades sociales. Claudia Narocki
En el presente informe se indica que el estrés térmico relacionado con las
condiciones meteorológicas debe ser tratado como un riesgo laboral que se está
agravando y que merece el pleno reconocimiento de la sociedad; y que debería ser
tratado como un riesgo laboral emergente, que demanda la adopción de medidas
públicas. Asimismo, se argumenta que esta intervención resulta vital para la
protección del personal que trabaja en las situaciones laborales más precarias, que
carece de representación sindical en el lugar de trabajo (o la tiene pero es débil),
y para aquellos trabajadores/as que están sometidos a la miríada de prácticas de
gestión que conllevan la intensificación del trabajo, en particular en las PYMEs
afectadas por mercados nacionales e internacionales altamente competitivos.
La atención a la salud frente al calor es una de las principales líneas de actuación
en lo que respecta a la adaptación al cambio climático; hay pruebas sólidas que
demuestran que las intervenciones protectoras pueden reducir radicalmente el
impacto en la mortalidad. Según se va reconociendo este hecho, gana fuerza el
llamamiento a la intervención de las autoridades locales a transformar la superficie
urbana, actuando sobre el revestimiento de los edificios públicos y privados,
asignando espacio a medios de transporte más ecológicos, etc. y estas líneas de
actuación van ganando apoyo y recursos.
Hoy en día, aunque la evidencia que apoya su necesidad ha avanzado en los últimos
tiempos, no existe aún una obligación explícita de hacer una gestión preventiva de
los episodios de altas temperaturas, en términos de preparar anticipadamente un
plan para la protección de la seguridad y de la salud de los y las trabajadores/as.
Este informe está centrado en cómo interrumpir la inercia, con el fin de acelerar la
protección de las personas trabajadoras.
Los dos primeros capítulos pretenden mostrar que el calor ambiental supone
un grave peligro para la salud humana y que el riesgo se multiplica para las y
los trabajadores, tanto para aquellos expuestos regularmente al riesgo de estrés
térmico como para las personas que se ven expuestas solamente en el transcurso de
los episodios de altas temperaturas y/o durante los fenómenos de calor extremo.
Se muestra que el impacto del calor va mucho más allá de las enfermedades agudas
por calor, como el golpe de calor; que la población trabajadora está expuesta a
factores adicionales de estrés térmico y que las altas temperaturas exacerban los
efectos de otros riesgos laborales. En el capítulo 3 se analiza por qué los episodios
de altas temperaturas exigen una acción comprometida en el lugar de trabajo y
unas políticas específicas en materia de salud y seguridad en el trabajo en relación
a la desigualdad social. En el capítulo 4 se describen algunas pautas y limitaciones
de la gestión preventiva de los riesgos de los episodios de altas temperaturas. El
capítulo 5 señala que, por fin, las políticas de adaptación al cambio climático están
tomando una dirección prometedora en lo que respecta a la necesidad de políticas
específicas dirigidas a la protección de la población trabajadora. Por último, el
capítulo 6 ofrece algunas conclusiones, así como apuntes para la reflexión y el
debate.
Para consultar el informe completo clicar en el siguiente enlace:
Los episodios de altas temperaturas como riesgo laboral-2022
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